La historia de un chico de siete años.
Emilio naciò en 1898, en Pontevedra,España. En ese año, los inefables yanquees, siguiendo la doctrina Monroe, declararon la guerra a su paìs, pretextando un ataque inexistente al acorazado "Maine", y le quitaron, a España, todas sus posesiones de ultramar.
Cuba, Las Filipinas, y otras islas alrededor del mundo, fueron arrebatadas como botìn, sumiendo, al paìs Ibèrico, en un perìodo de miseria extrema.
Los padres de Emilio, en desesperaciòn, y ante la imposibilidad de alimentarlo, tanto a èl, como a sus otros hijos, decidieron mandarlo a la Argentina, junto con un hermano algo mayor.
Tenìan familia emigrada aquì, y le confiaban, desde tan lejos, la suerte de su hijito, tan solo para que no muriese de hambre.
En 1905, Emilio, saliò hacia el otro lado del mundo, acompañado por un hermano de quince años.
Nadie puede imaginarse una despedida de ese tipo. Jamàs volviò a ver a sus padres.
Tenìa, tan solo, siete años.
En la Argentina, despuès de hacer primer y segundo grado, saliò a trabajar en el tambo de sus tìos. Con el tiempo, este serìa uno de sus oficios.
Con los años, cuando empezò a prosperar, conciente de la miseria que aùn acosaba a su familia, empezò a traer a sus hermanos.
Pero Emilio, ya un saludable mozo, estaba DEMASIADO solo. Tenìa un campo, vacas, caballos, cerdos y un reparto de leche. Pero necesitaba conseguir una mujer.
Esto no era nada fàcil. La corriente inmigratoria, hacìa que la mayorìa de los habitantes, en el interior, fueran hombres. Las mujeres eran muy pocas. Claro que, como la necesidad era mucha, se recurrìa, normalmente, a una soluciòn bastante bizarra.
Era comùn que, en esos tiempos, se contratara un "Chaperòn". Esto es, una persona seria y de confianza, que viajaba una vez cada dos años a España, y llevaba a cabo tràmites, y, entre otras cosas, la BÙSQUEDA DE MUJERES RESPETABLES.
Emilio conocìa a un noble andaluz, cuya familia habìa caìdo en bancarrota, de apellido Gentiù, que se dedicaba a estos menesteres. (Era muy conocido, porque sus "candidatas", siempre eran bonitas y de buena familia.)
Gentiù, a cambio de sus honorarios, llevaba fotos del "terrateniente", para mostrar en España, ademàs de papelerìa que demostrase que era persona pudiente y trabajadora. En ocasiones, hasta se pagaba una dote.
Pero en la España empobrecida de aquel entonces, casar una hija (que, generalmente, no trabajaba la tierra) con alguien que estaba "haciendo la Amèrica", era como ganarse la loterìa. Nunca ponìan reparos.
Habiendo pagado la suma estipulada, dos años màs tarde, Emilio conociò a la mujer con la que convivirìa durante 62 años. Una gallega de Lugo, rubia, y de ojos azules.
Todo era perfecto. Emilio construìa una fortuna, su mujer le daba hijos, y el futuro era dorado.
(Cierto es, que a metros del casco de su chacra, ya habìan construido el suyo unos italianos del Friuli, de apellido "Doccola", con los que mantendrìa una amistosa guerra, que durarìa unos 50 años. Los Dòccola eran trabajadores, tozudos, sufridos y brutos. En suma, eran iguales a èl. Pero eran italianos, por lo tanto, eran "el enemigo")
Por esa època, comprò el primer furgòn de reparto que hubo en esa ciudad. La patente, era la nùmero 1. Fueron a buscarlo al puerto de Rosario, junto con su primo. El vendedor les explicò como se manejaba el coche, pero los gallegos, emocionados, dijeron a todo que sì, y se fueron con el auto para su pueblo, sin tener mucha idea de lo que estaban haciendo.
Cuando llegaron, despuès de 10 kms recorridos, no sabìan como detenerlo. Se habìan olvidado, o no habìan preguntado, o algo. Pero no lo sabìan parar.
Dieron varias vueltas a la casa, con el auto a paso de hombre, tratando de encontrar una forma, pero no hubo caso. Seguìa andando, hicieran lo que hicieran. Una consulta a los Dòccola, no surtiò ningùn efecto. Ellos tampoco tenìan idea.
Emilio, entonces, diò una muestra de la filosofìa que lo guiarìa durante toda su vida:
No quejarse, y no dar explicaciones.
Abriò la puerta del galpòn, Y LO PARÒ CONTRA LA PARED.
(Màs tarde, llamaron a alguien que sabìa manejar, para que les enseñara.)
Faltaba poco para la guerra civil española. Emilio, a pesar de no vivir allà desde hacìa años, era un fanàtico Franquista.
Admirador de la milicia, su ideal de guerrero era el tìpico prusiano. Y como el General Francisco Franco, era aliado de la Alemania nazi, èl se declaraba, sin conocer de ideologìas, "Franquista", "Nazi", "anticomunista".....y anarquista!.
(Tambièn es cierto que se declaraba acèrrimo defensor de la Fe catòlica. Pero jamàs asistiò a misa, porque tambièn era "anticlerical").
( Y, por las dudas, para no pecar de discriminatorio, tambièn era antisemita. )
A principios de los 40, la guerra en Europa amenazaba con extenderse a todo el continente.
Alarmado, Emilio viajò a España, dejando mujer e hijos aquì, para traer a su ùltima hermana y ver a su madre, que ya era muy anciana.
Cuando llegò, su madre habìa fallecido. Y su hermana, sola, se habìa casado con un hombre de la regiòn. Solo quedaba resolver las cuestiones de sucesiòn, y volverse a la Argentina.
Pero en ese momento, 1941, Alemania le declarò la guerra a Rusia, y Emilio, de 43 años, decidiò alistarse en la "Divisiòn Azul", un grupo de voluntarios españoles, que luchò para los alemanes, en Rusia.
Èl era asì. no daba explicaciones.
(Continùa)
Buenas tardes.
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