LA HORRIBLE HISTORIA DE BARÒN BIZA (PARTE I)

Mausoleo de Miriam Stefford. (Alta Gracia - Còrdoba)

PARTE I (Una introducciòn al tema)

Buscando nombres de aviadoras de la época, que generalmente tenían una época de esplendor y fama, para luego terminar estrellándose y morir, encontré la VERDADERA historia de Miriam Stefford, su marido, y una familia desgraciada, que es bastante distinta de la que se cuenta.

Todo empezó con Amelia Earhart (algunos escriben Earnhart, pero es un error ).

Esta mujer puso la aviación de moda, entre las mujeres de “Avant Garde”, a fines de los años 20, y durante los años 30.

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El problema es que Doña Amelia, apoyada por el gobierno norteamericano, utilizaba sus raìds para hacer espionaje. Ganó muchos premios y records. Fue una figura muy emulada, pero poco antes de la segunda guerra mundial, desapareció cerca del Mar de Japón, y no se la volvió a ver nunca más. Algunos dicen que fue derribada por los japoneses, que conocían sus actividades secretas.

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Un poco después, muere “Carole Lombard”. No era aviadora, pero murió en un accidente de aviación. Era actriz, y esposa de Clark Gable ( el “muchachito”, de “Lo que el viento se llevò”).

Volvía de actuar para las tropas estadounidenses, que estaban en la guerra, y se estrellò contra una montaña. El imperialismo, también tiene su precio.

Aquí, en el país, tuvimos lo nuestro. Claro que el nombre de nuestra aviadora, era un poco más de “entrecasa”: “Carola Lorenzini”.

Doña Carola, era una mujer de armas tomar. Trabajaba y aprendía a volar. Fue una pionera, valiente y audaz, sin lugar a dudas.

El problema es que era bastante cabeza dura. Vivía en la provincia de Buenos Aires, y , por alguna razón, tomó por costumbre, después de obtener su licencia, pasar por entre las torres de la iglesia, de su pueblo natal, volando con su avioncito.

Esto, claro, estaba prohibido. Y tantas veces se le ordenó que no lo hiciese, (Y Doña Carola, no hacìa caso!) que, al final, a principios de los 40, le quitaron el “Brevet”, durante un año.

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La disputa fue amarga, Doña Carola no se arredraba jamás, y le discutía a cualquiera. Tanto era así, que, durante un festival aéreo en El Palomar, las autoridades cedieron ante su insistencia, y le comunicaron, como parte de la festividad, que le restituían el permiso para volar.

Mal hecho. Doña Carola dijo:” Esta es la mía!”, y como alguien le pidió que mostrase su famoso “looping invertido”, PIDIO UN AVION PRESTADO, E INMEDIATAMENTE LO INTENTÒ! a pesar de que las condiciones atmosféricas no eran las mejores, y que ella no conocía el avión.

(Aclaración, el “looping invertido”, es una de las acrobacias más difíciles, y mucha gente se mató tratando de hacerlo )

Bueno, Doña Carola se estrelló, y en el lugar donde quedó el cráter, allá, en el aeródromo “El Palomar”, se construyó un monolito que aún perdura.

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Pero tuvimos “otra”. ( Acá llega “Miriam Stefford”!.)

Cuando uno va por la ruta provincial número 5, en Córdoba, desde la Capital de esa provincia, para la Ciudad de Alta Gracia, puede ver, en un lugar donde la ruta se abre en dos, un extraño monumento , que parece un “ala”, y que es conocido como “el monumento a Miriam Stefford”, o simplemente, para los lugareños, “El alita”.

La historia comúnmente contada por los “conocedores”, es que este monumento fue construido por un noble español, el “Barón Biza”, en memoria de su difunta esposa, Miriam Stefford, quien se estrelló con su avión, en ese mismísimo lugar, en el medio del campo. Esto sucedió en 1931, y el monumento fue inaugurado en 1933.

Se cuenta que en su interior, yace un “tesoro”, y que la difunta, está aún enterrada allí, a pesar del abandono reinante, hoy en día.

El monumento, ( en realidad, un mausoleo ), fue donado a la municipalidad de Alta Gracia, en los años 70.

Ésta mantuvo un cuidador pagado hasta fines del 89. Luego de eso, el abandono total. Hoy en día, las placas de bronce, han sido arrancadas, el parque que rodeaba la construcción, ya no existe, y solo alguna placa de mármol, (que no tiene valor comercial ) recuerda el nombre de Miriam Stefford.

Yo estuve allì, y ciertamente, da pena.

FIN DE LA PRIMERA PARTE. (Continùa el jueves)

Buenas tardes.

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