Gente Sensible

viernes, 2 de junio de 2017

EL VASCO DE LA CARRETILLA.


(Tenía dos historias de "empecinamiento Ibérico" para escribir. Ésta, y los gallegos que intentaron escalar el Aconcagua en motocicleta. Empecé por ésta.)





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Entonces dije: ‘A cualquiera de esos señores aviadores y automovilistas los desafío yo a hacer una travesía caminando y conduciendo además una carretilla de cien kilos'". 

(Guillermo Larregui, a un periodista)

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“El Vasco de la Carretilla levantó una pasión efervescente en Buenos Aires: recibió homenajes, pronunció discursos, contó mil veces su hazaña al público y a los periodistas. A los pocos días de su llegada, cientos de carteles anunciaron en las calles de la capital una función extraordinaria que se celebraría el 12 de junio en el Teatro Apolo: "Gran función extraordinaria en honor y a beneficio de Guillermo Larregui, el Vasco de la Carretilla, ejemplo magnífico de la energía y la voluntad de la noble raza Eúskara.”

Pero……donde empezó esto?

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Guillermo Larregui, nacido en 1885 en el barrio pamplonés de la Rochapea, devoró durante su infancia novelones de aventuras, y el veneno del viaje se le coló sin remedio en la sangre: en 1900, con 15 años, se embarcó hacia Buenos Aires.
Después de un tiempo, se traslado a la Patagonia, donde se empleó de peón en una petrolera.
Durante una reunión de trabajadores, donde se elogiaban las proezas de aviadores y automovilistas ( era el año 1935 ) , Don Guillermo se cansó de la cháchara, y dijo que era muy fácil realizar proezas con esas “cosas tecnológicas”, y que él solo necesitaba una carretilla para realizar un viaje a Buenos Aires.

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Buenos Aires estaba a mas de…….3400 kilómetros!

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Como no le creyeron, tomó su carretilla y salió caminando. Los intentos por disuadirlo, fueron en vano.

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Cuando algunos paisanos suyos lo alcanzaron por el camino, y le pidieron que volviera, contestó: -“No puedo. Si rompiera mi promesa sería indigno de usar esta boina que también usted usa y que es todo lo nuestro.”-



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Una vez llegado a Buenos Aires, en 1936, dono su carretilla al museo de Luján, donde aún se exhibe.



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Pero la cosa le había gustado, y realizó varios “raids” más.

En total, caminó mas de 22.000 kilómetros, utilizando tres carretillas en total.
-“Sabíamos que eras vasco, pero no tanto!”- le dijo un amigo.

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Alcanzó Iguazú en 1949, ya con 64 años, y allí obtuvo un permiso para instalarse dentro del parque, muy cerca de las cataratas.
Despejó un claro en la selva, recogió cientos de latas del cercano hotel Iguazú y los rellenó con cemento para emplearlos como columnas y paredes de su nueva casa: una cabaña de duendes, metálica y multicolor, en la que guardó una sala para exponer fotografías y recuerdos de sus viajes y levantó un altar con latas y una imagen de la Virgen.
Larregui vivió allí sus últimos quince años.

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Falleció a los 79 años. Está enterrado allí, en Puerto Iguazú.
Una de sus frases más repetida era:  –“Un vasco hace posible cualquier cosa imposible”-


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Buenas tardes.

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