
Esto es una historia real. Me sucediò en el Chaco, hace unos años. Y sinceramente, durante un tiempo soñè varias veces con el protagonista! Esto empezò como un comentario en el blog de Podeti (www,yocontraelmundo.com) y mas tarde, derivò en un relato con final de Edgar Allan Poe (salvando las distancias, claro).
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Juliàn volvia de un lugar olvidado de la mano de Dios, llamado "Pampa del Infierno" (nombre bien aplicado, sin lugar a dudas ), en la camioneta de la fàbrica para la ciudad de Resistencia, junto a un empleado de la empresa, cuando sucediò algo desafortunado.
En medio del campo, que tenìa matorrales crecidos a ambos lados, una liebre eligiò el momento equivocado para cruzar la ruta.
Si bien no viajàban muy ràpido, la apariciòn de la liebre fue intempestiva, y el conductor no pudo evitarla.
Juliàn se dìo vuelta para mirar hacia atràs, rogando que no le hubiera pasado nada, pero, para su desgracia, vio al animalito dando vueltas, y rebotando por la ruta. Evidentemente, la habìan atropellado.
Pararon para ver que habìa pasado. La liebre no tenìa, casi, ninguna herida. Estaba intacta. Solo un pequeño golpecito en la cabeza, delataba aquello que le habìa pasado.
Pero estaba muerta!
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Aprovechò para examinarla. Era un conejo feo y flacucho. Con patas muy grandes y pelo crespo y duro. Sinceramente, no entiendiò como algunos salen a cazar para comerse eso. Daba làstima.
------------------------------------------------------------------El primer pensamiento, fue enterrarla, pobre animal. Pero su acompañante, natural del interior chaqueño, lo mirò de forma rara:
-"Como??? No, por favor!, la tenemos que llevar!!"-
Asì fue que la liebre, a pesar de los pruritos de Juliàn, fue metida en una bolsa y cargada en la caja de la camioneta.
Al otro dìa, en la fàbrica, dentro del galpòn de mantenimiento, hubo preparativos misteriosos. Compras en la verdulerìa, la apariciòn de una olla grande, y todo tipo de movimientos encubiertos.
Al poco tiempo, cerca del mediodìa, un olor caracterìstico inundò todo el galpòn, y puso en evidencia el motivo de aquella conspiraciòn.
Estaban haciendo guiso de liebre!!
Juliàn fue invitado a comer. y entonces, se encontrò ante una disyuntiva moral.
¿Què podìa hacer, ante el hecho consumado? La liebre estaba muerta, y cocinada.
Pero a Juliàn, le habìa dado mucha làstima la suerte que habìa corrido.
¿Podìa comer el guiso de liebre?, o serìa algo inadmisible para alguien que se dice "sensible"?
Juliàn examinò tres alternativas:
1) Dar una especie de discurso sobre el daño que causa el hombre al invadir los hàbitats naturales de ciertos animales, causando màs de una extinciòn, y, para dar ejemplo de su preocupaciòn, no comer nada.
2) Dar el discurso, pero aceptar que no se buscò matar al pobre animal, y comer solo las papas y poco mas. (La liebre no, pobre vìctima inocente de las circunstancias.)
3) Aceptar que la naturaleza tiene metodos de selecciòn que nosotros no manejamos, y comer todo el guiso.
Estuvo pensando toda la mañana. Luego, Juliàn tomò una decisiòn.
Uds. saben, la carne es dèbil.
Ahora, años despuès, Juliàn tiene una pesadilla recurrente.
Sueña con una olla enorme, cuya pesada tapa, entre horrendas bocanadas de hirviente vapor, es trabajosamente levantada por un conejito flaco que, asomàndose desde dentro y con una espantosa fijeza, clava en èl, su màs penosa mirada de inocencia ultrajada!
Buenos Dìas
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