
Ultimamente, no logro tomar posiciòn definida en casi ningùn tema.
Me parece muy liviano, decidir ràpido, sobre algo que afectarà a mucha gente. Como el tema del aborto, por ejemplo. O la uniòn entre personas del mismo sexo.
Y me maravilla cuando otras personas, con toda arrogancia y soberbia, le gritan al mundo, lo que ellas "creen", que es el camino correcto.
Mientras tanto, yo me ahogo en un mar de dudas.
Era màs fàcil, cuando uno, era un niño.
Alguien tomaba decisiones. Alguien mostraba el camino. Alguien sabìa que estaba bien, y que, estaba mal.
En estos momentos, en que la figura paternal, està tan devaluada, tan atacada, no puedo menos que recordar los viejos tiempos.
Donde no era vergonzoso, ser hombre. Pero "HOMBRE". No abusador, agresivo, o supremacista.
Hombre, nada màs. Sin tener que aclarar, (odiosamente), "heterosexual".
"...Capaz de no alzar la voz,/ y de jugarse la vida..."
Gracias a Dios, pude hablar con mi padre, ayer.
Y recibì mi raciòn de "aceptaciòn paternal", que tanto me aconsejò el doctor.
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Fue lejano caballero,de mi infancia triste.
Majestuoso y sereno,
y aquel mirar terrible.
Lo mirè, yo, desde lejos.
Poderoso, impredecible,
enfrentar, con calmo ceño,
sus fantasmas, sin rendirse.
Le temìa, y hoy, le quiero.
Antes, lo habìa perdido.
Hoy, lo conozco de nuevo.
Quien sabe, como ha sido,
que ese oscuro caballero,
hoy, es otro.......¡Padre mìo!.
Buenos dìas.
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